INCENDIOS FORESTALES Y CAZADORES
Queridos amigos de Ática, voy a escribir por primera vez en mi vida, y a petición de nuestra revista, de los incendios forestales y su relación con el mundo de la caza.
En primer lugar, no podemos dejar en el olvido a las victimas, bastantes numerosas de dichos incendios, que dejaron sus vidas en la defensa de nuestros montes y de nuestro medio ambiente, así como aquellos otros que llevan en su cuerpo, como medallas prendidas, el recuerdo de su heroica actuación. Nuestro reconocimiento a todos ellos, y nuestra gratitud.
Las afirmaciones y advertencias de los analistas de incendios forestales respiran poco optimismo, en cuanto a la cadencia de grandes incendios. Los cazadores estamos inmersos en un proceso de desconfianza e incertidumbre, provocado por un flujo de noticias negativas y, en muchos casos promovidas por grupos contrarios a nuestra afición. Es hora de ponernos a trabajar, fijar una estrategia que nos permita realizar los trabajos silvícolas necesarios para nuestra actividad: comederos, mondas, entresacas, separación de manchas, etc.
Potenciar los planes técnicos y solicitar que se incluyan en los planes de incendios locales, las infraestructuras necesarias para incrementar los cotos de caza y las especies cinegéticas.
También se nos atribuye a los cazadores un porcentaje importante en la casuística de los incendios forestales: vamos al campo en época veraniega con la media veda, fumamos, los disparos de caza pueden provocar incendios, quemamos para hacer comederos, quemamos montes por rencillas con otros cazadores o venganzas con propietarios o arrendatarios,…
Recuperar nuestra buena prensa, aún a costa de denunciar a compañeros de caza, cumplir escrupulosamente la ley, que no nos echen la culpa de la desaparición de las especies no cinegéticas. Que no puedan probar que hay perdigonadas en especies protegidas.
Quiero, como defensor del medio natural, como cazador y como luchador contra los incendios forestales decir a los gestores del medio natural que piensen de que sirven nuestros esfuerzos para proteger nuestros montes, si no enriquecen los esfuerzos de otros colectivos para lo mismo.
Y a vosotros amigos cazadores, tratar la naturaleza de forma respetable, pensar que cuando todo esté quemado, nuestras especies cinegéticas y nuestros paisajes también, solo escucharemos el silencio de nuestros montes y nuestra propia tristeza.
En primer lugar, no podemos dejar en el olvido a las victimas, bastantes numerosas de dichos incendios, que dejaron sus vidas en la defensa de nuestros montes y de nuestro medio ambiente, así como aquellos otros que llevan en su cuerpo, como medallas prendidas, el recuerdo de su heroica actuación. Nuestro reconocimiento a todos ellos, y nuestra gratitud.
Las afirmaciones y advertencias de los analistas de incendios forestales respiran poco optimismo, en cuanto a la cadencia de grandes incendios. Los cazadores estamos inmersos en un proceso de desconfianza e incertidumbre, provocado por un flujo de noticias negativas y, en muchos casos promovidas por grupos contrarios a nuestra afición. Es hora de ponernos a trabajar, fijar una estrategia que nos permita realizar los trabajos silvícolas necesarios para nuestra actividad: comederos, mondas, entresacas, separación de manchas, etc.
Potenciar los planes técnicos y solicitar que se incluyan en los planes de incendios locales, las infraestructuras necesarias para incrementar los cotos de caza y las especies cinegéticas.
También se nos atribuye a los cazadores un porcentaje importante en la casuística de los incendios forestales: vamos al campo en época veraniega con la media veda, fumamos, los disparos de caza pueden provocar incendios, quemamos para hacer comederos, quemamos montes por rencillas con otros cazadores o venganzas con propietarios o arrendatarios,…
Recuperar nuestra buena prensa, aún a costa de denunciar a compañeros de caza, cumplir escrupulosamente la ley, que no nos echen la culpa de la desaparición de las especies no cinegéticas. Que no puedan probar que hay perdigonadas en especies protegidas.
Quiero, como defensor del medio natural, como cazador y como luchador contra los incendios forestales decir a los gestores del medio natural que piensen de que sirven nuestros esfuerzos para proteger nuestros montes, si no enriquecen los esfuerzos de otros colectivos para lo mismo.
Y a vosotros amigos cazadores, tratar la naturaleza de forma respetable, pensar que cuando todo esté quemado, nuestras especies cinegéticas y nuestros paisajes también, solo escucharemos el silencio de nuestros montes y nuestra propia tristeza.